Santuario de Covadonga, Asturias
El valle de Covadonga se encuentra situado al Norte de los Picos de Europa, o sea entre estos y el mar Cantábrico y enclavado dentro del Principado de Asturias.
Al recoger los vientos humedos procedentes del mar recoge una gran cantidad de humedad por cuyo motivo el valle es de un verde intenso, recubierto de praderas y bosques de hoja caduca. El hecho de estar encajado entre altas montañas y el mar propicia la aparición de nieblas matutinas que se disuelven con el calor del sol, el juego de las nieblas entre el bosque le confiere al valle un aspecto de misterio o quizás de encantamiento como si habitaran en dicho valle las brujas, las meigas o los duendes.
La historia nos cuenta que el ejercito musulman llego hasta estas tierras donde se habían refugiado un puñado de hombres que se negaban a vivir subyugados por el guerrero invasor. Dicen que un puñado de montañeses y cristianos refugiados en estas montañas y capitaneados por Don Pelayo se enfrento al ejercito invasor enviado para aplastar la rebedia de ese reducido grupo de astures.
Las tropas musulmanas que avanzaban por el valle de Covadonga fueron atacadas desde las laderas y las alturas que dominan el valle. En la cabecera del valle y en mitad de una roca vertical hay una cueva donde dicen estaba refugiado Pelayo, desde alli ataco a las tropas sarracenas derrotandolas.
Dicen que las tropas en su retirada se internaron en los Picos de Europa a traves de los Lagos de Covadonga, llegando al Cares, siendo diezmados poco a poco perdidos en esas abruptas montañas.
En la cueva donde cuenta la leyenda que se refugio Don Pelayo hay una pequeña ermita que acoje a la Virgen de Covadonga, una cascada surge de dicha cueva y cae directamente en una gran poza.
Junto a la ermita y sobre una pequeña colina que preside el valle se alza el Santuario de Covadonga, construido con una vistosa piedra rojiza que contrasta con el verde de sus praderas y bosques. Por las mañanas, cuando la niebla cubre el valle de Covadonga y los duendes juegan en el bosque, es fácil ver el Santuario de Covadonga flotando sobre la niebla, como si estuviera contruido sobre el aire.
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